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Quiero soñar, besar, amar, sentir nuestros cuerpos
desnudos, una mirada, una sonrisa… escuchar la suavidad de tus susurros, los
leves gemidos en mi oído… Quiero vivir, no sentirme atrapada por absurdas
convencionalidades aprendidas; experimentar.
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Lo vivirás, lo vivirás a mi lado, los sueños, solo hay
que buscarlos.
Días mas tarde, tras un corto
paseo por la playa, acabamos sentados, descalzos, en un pequeño acantilado
junto al mar.
Las olas al chocar mojan
ligeramente nuestros pies. Hace un rato ya me has abrazado, besando suavemente
mi cuello, pero, ahora, aquí sentados, rodeados de oscuridad, el tacto de tu
mano en mi cintura produce una sensación totalmente diferente, una sensación de
cercanía y calor. Me hablas y siento.
Susurras en mi oído cuanto deseabas
la soledad a la que ahora nos enfrentamos, tus manos suben ligeramente mi
falda; sigues mirándome, mirándome y sonriendo, quizás esperando que el tacto
de tu piel haga que sea yo la que me tire a tus labios. Vuelves a sonreír,
entonces, te beso.
Te rozo, tu me acaricias, y, poco
apoco empieza a desaparecer la sutileza y, con ella, nuestras ropas volaban por
el acantilado.
Siento tus dedos comenzar a
recorrer el territorio inexplorado de mi piel.
Comienzan subiendo por las
piernas, apretando la preciosa carne suave, Acariciabas cada centímetro,
besabas cada poro, las caricias se sentían cada vez más en ese cuerpo, el
corazón me bombeaba de deseo, en ocasiones me mordías suavemente.
Una enorme ola nos empapa, y eso
nos hace reír a carcajadas. El agua está fría, pero apetece su suavidad. Tus
manos resbalan sobre mi piel húmeda, y ahora corren suaves hacia arriba.
Mis pezones están duros; cuando
nos juntamos, nos une la pasión y se para el tiempo, es como si todo empezara
desde cero, como si olvidáramos el presente sumergiéndonos en el deseo.
Tus manos continúan subiendo por
mis piernas, ¿te parece que acabarán en ese tesoro que guardas entre ellas?
Nooo, demasiado fácil, demasiado cómodo, demasiado rápido. Se deslizan por mis
caderas, incendiando toda su tersa superficie, evitando esa maravilla que dejas
para el final, cuando la pasión estalle, cuando ya no pueda más, cuando te lo
pida a gritos, y quieras concedérmelo.
Vas hacia mis lumbares, sin
apenas detenerte en mis nalgas y tus dedos se extienden como ramas. Siento que
me podrías abarcar entera, mi cintura, mi espalda… se me escapa un gemido de
placer, aprietas con golosura, empujándome y levantando mi cuerpo levemente
mientras me abandono a ti, como si durmiera, con los ojos cerrados. Nuestras
bocas se unen en un beso largo, suave, aterciopelado. Yo respondo con más
pasión, y más juego, con más ganas de ti. Atrapo tu labio inferior y succiono
con fuerza, demandando esa pasión que, inmediatamente, me das, mordiendo los míos
suavemente mientras tus manos ahora circulan por mi espalda, a cada paso
aprietan con calor sus músculos,
De repente, veo una sombra depie
junto a nosotros.
-
¡Este es el regalo que te tenía preparado!, me dices.
Estaba tan perdida en mi paraíso
que no me había percatado de su llegada.
Una joven y bella chica se postra
de rodillas entre nosotros, como si se tratara de un presente, no dice nada,
solo nos mira, y sonríe.
Me acerco, sonriendo también, y
la beso suavemente. Es el momento que ella esperaba para entrar en acción,
pequeños besos sensuales la recorren mientras mis manos ardientes la acarician comprobando
el tacto de su piel. Te vuelves loco al vernos e insertas tu boca entre las
nuestras mientras tus manos comienzan a recorrer ambos cuerpos como si deseara
atraparlos para si. De repente se produce el abandono total, se cierran los
tres pares de ojos, me tumbáis, las pieles, los cuerpos, las pelvis, se atraen
como un imán, ya solo existen manos recorriendo cuerpos, desaparece el
acantilado, desaparece todo el paisaje, solo existen cuerpos descontrolados por
la pasión y el deseo El mundo de los sentidos invade toda la escena, buscando
los puntos mas placenteros de los demás, solo las lenguas en una lucha ardiente
a tres bandas, buscan el origen del placer de sus contrarios. Comienzo a sentir
los dedos de la chica recorriendo mi cuerpo, mis pechos son acariciados por
manos masculinas y femeninas, una desconcertante mezcla de texturas, suavidades
y presiones, nuestros corazones laten con fuerza, los ojos se miran hasta
llegar al alma.
Es entonces cuando te pones de
pie, tu sexo está duro y terso; palpita bailando delante de nuestras caras,
como si tuviera vida propia. Es el momento adecuado para un beso lleno de
lujuria, nuestras bocas se encuentras sobre esa carne dura, recorriéndola, lamiéndola,
terminando por chuparla. Nos comemos al tiempo que nuestras bocas no paran de
darte placer, nuestras manos se entrecruzan y acarician recíprocamente. Echas
hacia atrás su cabeza, no creyéndote tal placer, la visión de tanta belleza y
tanta lujuria que te lleva casi al clímax. Pero sabes que has de esperar,
esperamos más, mucho más; y sabes que la recompensa valdrá la pena. Cambias de
tercio y te vuelves a agachar.
Me tumbas y ambas manos recorren
mis muslos, mis senos… Me dejo llevar, todo me envuelve, es como si estuviera
viviendo un sueño. Se que los tres estamos aquí, pero es como si mi mente me
hubiera abandonado y estuviera visualizando la escena desde fuera. Quizás
tantas veces lo había soñado, tantas veces lo había deseado, que ahora siento
que me faltan manos. Deseo devolver todo el placer que me estáis brindando.
Seguís en vuestro recorrido por
mi cuerpo, unas manos se pierden en mi boca, y veo como tomas con cariño, pero
con decisión, la cabeza de la chica y la acercas al dulce espacio que hay entre
mis piernas. Veo tu mirada, me preguntas si me gusta, ¡claro que me gusta! Veo
la mirada de Ella, semioculta entre mi sexo. Es de entrega, pero también de
lujuria; es la mirada de una virgen con el brillo de un súcubo, prometiéndome
que me va a comer viva. Lentamente, esa mirada se pierde entre mis piernas;
siento la viscosidad de su lengua rodear mis labios mayores, suavemente, mientras
tu me acaricias los senos y me comes la boca con dedicación, pero yo deseo
mirar esos ojos que me comen sin dejar de mirarme, redondos, incendiados,
oscuros, brillantes de fiebre. Su experta lengua llega a mis labios menores, y
se entretienen con ellos, sus labios lo chupan como si fuera un delicioso caramelo,
succionándolo suavemente. Tu recorres mi pecho una y otra vez, dibujando
círculos húmedos en mis pezones duros con mi lengua. Siento las manos de la
chica, aferrándose fuerte a mis nalgas. Mientras su lengua entra en mi
suavemente; susurras en mi oído:
-
Regálale tu néctar.
Ella recorre suavemente mi sexo
de manera vertical.
-
Dáselo, hazme ese regalo.
A Ella la miras con gesto
autoritario.
- Bébetela.
No se hace rogar y comienza a imprimir
mas presión en mi sexo, pellizcas mas fuerte mis pezones; mi respiración se
vuelve mas acelerada, al tiempo que entrecortada, no paro de elevar mis
caderas, buscándola. Acercas tus labios a mi oído y susurras cosas que
avergonzarían a muchas mujeres.
-
¿Te gusta como te come esta zorrita?, ¿te gusta como
bebe tu rico néctar?
Te miro con deseo y eso te hace
seguir por ese camino.
-
Ya veo que si te gusta, disfrutas. Ya te dije que te
vería caliente como una perrita, y así te tengo por fin. Reconoce que te pone
sentir como succiona tu clítoris brillante e hinchado.
No paro de retorcerme como única
contestación a tus palabras.
-
Dime que te está volviendo loca, DIMELO.
Susurro un apenas audible me
gusta.
-
Repítelo en alto, dime que te gusta que te coma
-
ME GUSTA QUE ME COMA
-
Pues ahora córrete para mi, córrete para nosotros. Dime
que te gusta que juegue con su lengua en tu coñito,
Los jadeos apenas me permiten
hablar.
-
Si, si, me gusta.
Aprieto la cara de la chica contra
mi entrepierna mientras la agarras del pelo y la restriegas contra mí.
-
No dejes de chuparla perrita, cuando acabes tu, la
follare yo para hacerla volver a correrse.
Chupa ansiosa, con deseo, tu la
alientas a seguir.
-
Haz que se corra en tu carita viciosa nena,
No da abasto a recorrer mi coño,
todo es lengua, agarro su cabeza y la hundo, aun mas entre mis piernas. Restriego
mi coño contra su cara, grito, ya no hay ola que silencie mis gemidos; otro
grito y empapo la cara de esa zorrita que, casi con ansiedad, eleva su rostro
respirando, pero con gesto de orgullo, os miráis y os besáis.
-
Me encanta el sabor de tu coño en otros labios, pero
ahora me toca a mí.
Cuando aun no ha parado de
palpitar mi sexo, hundes tu polla en el, y le dices a la chica que ahora he de
ser yo la que te coma, ella se coloca sobre mi cara mientras tu, embestida tras
embestida, me follas casi con rabia. Esta dura y deseosa de entrar en mi cuerpo
caliente.
Los movimientos que imprimes a mi
cuerpo son casi suficientes como para que, solo con la lengua fuera recorra ese
coñito, ella a horcajadas sobre mi cara busca su recompensa; su joven sexo esta
abierto, chorreante y palpitante, sabe que no la follarás, a si que, se correrá
sobre mi cara, como yo hice con ella, paso mis manos adelante para acariciar
sus turgentes pechos, ella me cabalga con la lengua fuera, como una perra en
celo, la veo desde abajo entre sus pechos.
-
¿Esto es lo que deseabas no? ¿Qué te follara?
Hago un gesto de asentir con la
cabeza mientras no dejo de pasar mi lengua por su sexo
-
Deseo que cabalgues a esta yegua, le ordeno
autoritario, y que derritas tu bonito coño sobre ella.
Ella imprime mas fuerza sobre mi
casa, yo busco su clítoris, acariciándolo, hasta que empieza a gritar, a
moverse como una posesa, restregándose contra mí, corriéndose en mi cara.
Necesito elevar un poco sus caderas para poder respirar.
Nuestras bocas se unen en un beso
ardiente y lujurioso.
Nos miramos sonrientes y, a cuatro
patas andamos hacia ti, poniendo caritas de niñas buenas, pero, como tu dices,
con mirada de súcubo.
Te agachas para besarme, pero te
quito la cara.
-
no, no probaras mis labios, usare esta lubricación para
tu polla.
Llegamos hasta ella y comenzamos
a lamerte, sabes que ha llegado tu momento, ves dos gatitas salvajes devorando
tu entrepierna, y, por primera vez en toda la noche te dejas llevar sin
controlar tu cuerpo, ya no deseas hacerlo, ha no lo necesitas, ahora es tu
placer, tu polla está dura y ansiosa por estallar, se te nubla la mente ante la
visión de esas dos lindas caritas jugueteando con tu duro sable.
-
Ahora queremos nuestro premio, hemos sido buenas
perritas.
Tu excitación es tan salvaje que
parece que la piel de tu polla se fuera a resquebrajar, un hondo suspiro surge
salvajemente de lo mas hondo de tu garganta, miradas lujuriosas te piden a
gritos que te abandones, agarras nuestras cabezas, acariciándonos el pelo
sintiendo como nuestros labios succionan tu sexo, no puedes mas, no resistes
nuestras miradas de gatas, no puedes mas, ahhhhh, descargas sobre nuestras
bocas el ansiado premio, seguimos lamiendo despacio, lo que prolonga tu
orgasmo, y, casi tienes otro cuando, con una pasión incontrolable, nos ves
besándonos, compartiendo el liquido de tu placer.
Quien sabe si, el deseo nos haga
volver a empezar….
Escrito por:
LILIANAKB
LATIGO
UTOPICA
GIOMAD
Ilustrado por:
EL GRANDOTE
BHECTOR
3 comentarios:
es solo tuyo y de latigo.. mio solo fue el deseo de soñar y dejarme llevar por una bella fantasia...... gracias por dejarme conocerte... y saber que eres un encanto de mujer.... es como tu... simple y bello, envuelto de embrujo, encantos, historias, que salen del corazon ... solo el deseo.... besos uto.. gracias.. lili
No Lili,creo que te confundes, hay mas frases tuyas de las que recuerdas, y, seguro que fué al revés, Látigo y yo nos dejamos llevar por tu fantasía.
Ya ves, sigue soñando, a veces, los sueños se convierten en realidad.
Besos, nos vemos.
vayaa! que gran equipo todos y cada uno de ellos que han participado!
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