jueves, 24 de mayo de 2012

EL CAMARERO


Llegué al hotel que había reservado y me dirigí directamente a la cafetería, sabía que él estaría allí tomando un gin tonic. Al entrar en la cafetería lo ví leyendo el periódico, me hice la despistada y no fui directa a su mesa, quería que me observase, que viese mis movimientos y que disfrutase con cada paso.
Mi vestido no era ajustado, pero dejaba intuir a todo aquel que fuese morboso…
Fui a la barra para pedir un mojito, sabiendo que era observada. Mientras esperaba que me lo preparasen, me senté en el taburete, levantando ligeramente la tela del vestido para que mi amigo viese que había cumplido, no llevaba ropa interior. Giré el taburete con el mojito en la mano y las piernas cruzadas. Entonces lo miré fijamente, estaba recostado sobre el sillón de la cafetería, mirándome a los ojos, con un brillo especial, una sonrisa pícara y un deseo desmedido.
Fui a su mesa, sonriendo, y directamente le di un beso en la boca, largo e intenso, inclinada hacia él y de espaldas a la barra. Me separé de la boca y al oído le susurré:
-¿Crees que el camarero se ha dado cuenta que no llevo ropa interior?
Me besó nuevamente y miró por encima de mi hombro al camarero…
-No sólo, se ha dado cuenta, si no que no separa los ojos de tu rajita, absorto y no puede evitar tocarse por encima del pantalón.
Me senté a su lado, estuvimos hablando un rato mientras nos tomábamos las copas, el camarero no nos quitaba ojo, porque no quería perder ningún movimiento de mi vestido. Nosotros susurrábamos e imaginábamos que es lo que podía estar pasando por su cabeza y provocando más morbo en pensar si invitarle a la habitación cuando acabase su turno. Se pensaba que no me atrevería a dirigirme a él y proponérselo. Mojé mis labios con el mojito y me levanté directamente a la barra. Fui hacia el camarero, y al oído le dije el número de habitación.
No le dije nada más, sabía que pronto saldría de trabajar, así que la elección era suya.
Volví a la mesa y cogí a mi amigo de la mano, sólo con la mirada ya sabía que no sólo estaba deseosa, sino que el morbo se estaba apoderando de mí.
Pulsé el botón del ascensor y mientras llegaba, nuestras bocas se fundían en un beso, un beso suave, nuestros cuerpos se pegaban y noté cómo su deseo y su morbo iba creciendo. Al abrirse la puerta del ascensor, él me movió hacia atrás para entrar sin dejar de besarme, pero con sus manos ya rozando mi piel por debajo del vestido, me lo levantó para tocar mi sexo y comprobar que lo húmeda que le había dicho al oído que estaba, no era inventado, sino que era cierto. Rozó con sus dedos mi sexo, mientras yo le seguía besando, y un ligero gemido salió de mi garganta. No sé ni cómo llegamos a la habitación, porque estaba en una nube de morbo, sólo sé que al cerrar la puerta, mi vestido no lo llevaba puesto, me lanzó con suavidad sobre la cama y comenzó a lamerme, mis gemidos iban aumentando. Justo en ese momento, dieron dos golpes en la puerta. Nos miramos y le dije:
-¿Pensabas que no me iba a atrever?
Me levanté de la cama y fui a abrir la puerta. Allí estaba el camarero, lo miré fijamente y le besé. Tocando por encima del pantalón, comprobé que no había perdido el tiempo, el morbo y el ser invitado a la habitación habían provocado más excitación.
Le cogí la mano y lo llevé a la habitación, mi amigo, estaba tumbado en la cama, observando lo que hacía con el camarero, así que me centré en desnudarle, rozando su polla en cada uno de mis gestos. Mi amigo volvió a lamer mi sexo y yo le pasaba suavemente la lengua por la polla al camarero. Los dedos de mi amigo entrando en mi sexo, húmedo, lubricado, abierto para él, y la polla del camarero erecta, llena de saliva y dentro de mi boca. Mi amigo estaba excitadísimo por la situación y sorprendiéndome me penetró con fuerza, mientras veía cómo el camarero, ese desconocido, metía su polla en mi boca, sus movimientos acompasados, mis gemidos, el morbo, la escena provocó que los orgasmos de cada uno fuesen especiales.
El camarero no podía dar crédito a lo que le estaba pasando, pero no era el momento para pensar, era momento para disfrutar de esta situación que quizá fuese la oportunidad de su vida.
Me dió la vuelta y él sentado y yo de espaldas, me sentó directamente sobre su polla, entró suavemente, bien lubricada y mi amigo me besaba y acariciaba, mientras yo tenía su polla entre mis manos, el camarero iba aumentando su ritmo, y cogiéndome de las caderas, entraba y salía de mi. Estaba a punto de explotar, de estallar dentro, mi cabeza se echaba hacia atrás por la excitación, porque el orgasmo estaba a punto de llegar nuevamente. Sabía que mi amigo tenía la fantasía de ver a alguien correrse en mi cara y antes de que el camarero lo hiciese dentro, me coloqué de rodillas ante él, y con la boca abierta, esperé que lo hiciese, que me llenase la cara, mientras miraba a mi amigo y veía su cara, el camarero echó toda su leche sobre mí y mi amigo solo pudo decir:
- Uffff, tal y como lo había imaginado. Rachel, esta imágen es para siempre.

POR RACHEL

1 comentario:

COMPLICIDAD PERSUASIVA dijo...

Al_andalus dijo...
Dime punto exacto del lugar....
excitante situación, me encanta...
besos
5 de diciembre de 2011 12:15