Había
recibido su llamada hacía 5 minutos y me puse nerviosa al oir su voz,
simplemente me dio una dirección en el centro de Madrid y una hora. ¡Me daba
sólo una hora! ¿Cómo pretende que vaya presentable con una hora? ¿Qué me pongo?
Llevo 5 minutos mirando el armario y no me decido por nada, no quiero parecer
dulce pero tampoco una tigresa, quiero dejarle con la duda de la idea que me he
hecho sobre la sorpresa que me ha preparado.
Tengo
15 minutos exactamente para pegarme una ducha, vestirme, maquillarme y salir
hacia la dirección sin llegar tarde, ¿por qué no seré como muchas personas que
les da igual llegar tarde? ¡Venga Rachel, decídete! Ya está, me pongo este vestido azul que no tiene
escote pero deja ver mis largas piernas y estas sandalias con enormes tacones.
Quedaban
exactamente 20 minutos para la hora que me había dicho que apareciese, no podía
llegar antes porque él no estaría y quería ver mi cara al entrar. Imposible
llegar antes, sábado por la noche, centro de Madrid y tengo que aparcar, más le
vale que se siente cómodamente a esperar.
Conforme
me acercaba a la dirección, más nerviosa me iba poniendo, conocía a Javier desde que éramos niños, pero
cada vez me sorprende más, nunca sé qué es lo que me está preparando. Al
llegar, toqué un timbre que había y esperé a que alguien abriese, moviendo mis
piernas al ritmo de la música que mentalmente iba tarareando.
- - Hola.
- - Hola, me dijo Javier que me esperaba aquí.
- - Sí, sí, Javier está dentro.
La
persona que me abrió la puerta era un hombre de unos 40 años, alto, con un
cuerpo bien cuidado y unos ojos penetrantes que me desnudaron con su mirada.
Iba vestido con un pantalón vaquero y una camiseta blanca ajustada lo suficiente.
Se retiró lo mínimo para que yo pudiera pasar y mi cuerpo se viera obligado a
rozarle al pasar.
Al
entrar me encontré directamente con un salón moderno con cierto estilo hippie y
Javier estaba sentado en un puf, al verme se levantó y agarrándome de la
cintura me dio un beso, acercando su cuerpo al mío.
Eso me
sorprendió bastante porque Javier y yo no nos habíamos besado nunca y esa
efusividad me desconcertó un poco, pero al mismo tiempo me excitó que lo
hiciese de la forma que lo hizo, su lengua entraba en mi boca y sus manos iban
recorriendo mi cuerpo y mi culo. Por supuesto que respondí a ese beso de la
misma manera, mi cuerpo se dejaba llevar por sus caricias y por su lengua que
me exploraba y se acercaba más a él para que siguiera con la misma intensidad.
Unas
manos que no eran las de Javier comenzaron por detrás a levantar mi vestido
azul, separé mi boca de la de Javier para ver quien era y descubrí al hombre
que me abrió la puerta; detrás mio con sus manos por debajo de mi vestido y acariciando
mis nalgas y subiendo sus manos hacia mis pechos mientras sus labios
acariciaban mi cuello.
Me
encontraba en una de mis fantasías y sin darme cuenta no sabía qué manos
seguir, si las de Javier o las del desconocido, cada una me llevaba a un mundo
diferente, a la ternura o al sexo, a la tierra o al cielo.
Javier
se separó un poco para ver mi cara y mi cuerpo cómo reaccionaba ante el
desconocido y cogiéndome de las manos me llevó hacia el puf donde se encontraba
sentado cuando llegué. Se sentó de nuevo y se puso a mirar como el desconocido
me quitaba el vestido, los dos se
quedaron mirando mi ropa interior y mientras el desconocido comenzaba a
besarme, Javier acercó su mano hacia el culote y descubrió la excitación y la
humedad de mis flujos, presionó su mano por encima de mi culote como queriendo
introducir sus dedos.
- - Sergio, quítale el culote, quiero saborearla ahora mismo.
El
desconocido fue quitándome el culote mientras Javier llevaba su cara a mi coño
humedecido y al notar su lengua no pude reprimir un gemido por su delicadeza al
hacerlo.
Javier se levantó y me tumbó en el puf, se colocó entre mis piernas y
comenzó a pasar su lengua entre mis labios, rozando sutilmente mi clítoris muy de
vez en cuando, lamiendo mis muslos, para volver de nuevo a mis labios e
introducir su lengua. Mis ojos se tornaban blancos aun estando cerrados, mis
manos se agarraban a su pelo para que no separase su cabeza de mi coño.
Sergio
mientras tanto se encargaba de mis pechos y pasaba su lengua por mis pezones
endurecidos, por el momento que estaba viviendo, dando pequeños mordiscos sobre
ellos, excitándome mucho más. Comenzó un descenso con su lengua y se colocó por
encima de mí para encargarse de mi clítoris. Al tener su polla por encima de mi
cara mi reacción fue directa y metí mis manos dentro de su pantalón para
sacarla y comenzar a disfrutarla igual que ellos estaban disfrutando conmigo. Su
polla estaba húmeda preludio del deseo que estaba sintiendo. Mi lengua comenzó
a lamerla y él paró y se dejó llevar por mi lengua, se dio la vuelta para ver
cómo lo hacía, ver como su polla entraba en mi boca y como mi saliva mojaba
toda su longitud.
Tener a
Sergio mirándome como le chupaba y a Javier metiendo sus dedos en mi coño hizo
que mis sensaciones se desbordaran y llegó mi primer orgasmo. Javier pudo sentir como mi vagina se contraía
y sus dedos eran aprisionados. Sacó sus dedos cuando me relajé y sin dudarlo me
los ofreció para que los chupara.
Esa imagen
le excitó muchísimo, más tarde me lo dijo, y se quitó sus pantalones y pasó su
polla entre mis labios para recoger todos mis fluidos y llevarlos a mi boca. Sólo
pude saborearlos una vez porque Javier fue directamente a penetrarme, primero
despacio y aumentando más tarde. Sergio mientras tenía su polla entre mis tetas
y yo abriendo mi boca y sacando mi lengua para mojarla al acercarse a mi boca
con los embistes de Javier mientras me follaba.
Fueron penetrándome
uno y después el otro, las posiciones se iban alternando, mi cuerpo pedía más y
ellos querían que experimentara todo con ellos. Me follaron al mismo tiempo,
algo que no pensé que nunca fuese a hacer aunque fuese una de mis fantasías.
Nos
quedamos los tres dormidos en el salón, no descubrí más estancias de esa dirección,
nunca más supe de Sergio, de Javier sé que se encuentra lejos de Madrid y que
hablamos muchas veces de volver a repetirlo pero esta vez la sorpresa se la
tengo que preparar yo.