domingo, 25 de diciembre de 2011

LADY NUDOS






¿Lady nudos? ¿Lady nudos? Este mote te costará caro, aunque aún no lo sepas.

Según entras por la puerta, y casi sin mediar palabra, mientras te beso, voy desabrochado tu camisa despacio, mirándote a los ojos, sonriendo con maldad; una maldad que aún no has aprendido a detectar pero que consideras producto de la impaciencia del deseo.
Me agacho frente a ti, mmmmm, tu pecho descubierto, asomando entre tu camisa, visto desde esta altura casi es capaz de trastocar mis planes y conseguir que me aparte de mi objetivo, pero, de repente vienen a mi cabeza, de nuevo, tus palabras, “lady nudos”….. Esas palabras retumbaban en mi memoria y me hacen volver a mi objetivo.
Desabrocho tus pantalones, despacio, sin parar de mirarte, se que mi calma empieza a desesperarte.
Buscas mis labios, mi boca, pero ni siquiera me arrimo a ti.
La distancia solo acrecienta tu deseo, y tu deseo solo acrecienta mi sed de venganza.
Vuelvo a arrodillarme frente a ti para desnudarte del todo.
Una vez te tengo como quería, agarro tu mano y te llevo, despacio, hacia la cama.
Te tumbo sobre ella y por primera vez, una de mis cuerdas hace su aparición.
La distancia empieza a desesperarte, deseas sentir contacto. El calor de mi piel, la humedad de mis besos…
Sentada junto a ti, la cuerda roza tu cuerpo y hace que se erice tu piel, notas como algo desea alcanzar la luna, tu mano se encamina a el borde de la cama, ya sabes lo que deseo de ti.
La ausencia de ropa interior hace que sientas la dureza de mis pezones sobre tu pecho, mueves tu cabeza buscando besarlos, pero te lo impido en un movimiento brusco.
Llevas tu otra mano para que pueda atártela, me siento sobre ti, arañándote suavemente el pecho, te sientes indefenso y excitado, y a punto de alcanzar la luna que buscabas.
A cuatro patas camino hacia atrás sobre la cama mientras mis ojos no se apartan de los tuyos.
Según luego confesarías, en ese momento te sentiste como un filete.
Elevas la cabeza para observar mis movimientos mientras sonríes nervioso.
Habías oído hablar de mi mente retorcida, pero ahora, estando a mi merced, piensas que era real.
Comienzo ha atarte los pies, con los mismos movimientos calmados; cuando estas completamente inmóvil me pongo frente a ti, ligeramente abierta de piernas, observando mi obra.
Los movimientos sobre la cama han hecho que mi falda se suba, mostrándote ligeramente mi entrepierna.
- Miedo me das gata…
- ¿Y que hago yo ahora contigo?
- Ahora fóllame.
- Noooo, querido, no es para esta fiera este manjar.
Me encamino hacia la puerta, crees que me voy a ir, dejándote atado y abandonado; gritas desesperado.
- No, no te vayas ahora, si me tienes en la mesa, con cubiertos y todo, ahora has de comerme.
La puerta se abre.
- No, no te vayas, ya me has convencido que hay cabronas y luego estas tu, no me dejes así,
Me vuelvo, mirando la desesperación en tu rostro, sin duda la mente es muy poderosa y mi fama me ha precedido.
- Tranquilo, te gustará.
Hago un gesto y tras la puerta aparece ella, con un corsé, medias de liguero y tacones.
- Querida Reinamora, te debía un regalito, aquí lo tienes, disfruta de él.
Reina sonríe maliciosa, dispuesta a disfrutar del manjar a mesa puesta.
Me acerco a tu oido, y casi en un susurro te digo.
- ¿Tenías miedo de esta fiera?, pues cuidado con “el tigre de Bengala”, pero si no ha acabado contigo la gripe del 17, no creo que lo consiga ella querido Látigo.


Me retiro de la cama y observo como “el tigre de Bengala” comienza a devorar a la pieza cazada especialmente para ella.
Eso, querido Látigo, forma parte de nuestra complicidad, yo cazo, ella devora a la presa, y yo disfruto observando como se sacia de ti.






















3 comentarios:

Utópica dijo...

Látigo querido, ¿como era el reto?
Yo escribía esta primera parte y tu te encargabas de cuando Reina te soltara y consigueras alcanzarme ¿no?
Ahora y bien pensado, creo que Reinamora debería continuar esta parte, ainsss, que pasará por la cabecita de tu "tigre de Bengala" imaginándote en esta situación, siento curiosidad.
Reinaaaa, te reto a describir lo que ven mis ojos, delante de todo el mundo, jajajaja

Dany dijo...

Es la suma expresión del deseo... de saber conducir a los infiernos... para luego subirlo a cotas aún no conocidas...

Me encanta...

Friené dijo...

maravillosa, simplemente deliciosa. ojala tu tigre de bengala continué con el relato por que me han dejado colgada